martes, 3 de marzo de 2009

Ávila vuelve con la campaña a la capital

El ruido de los autobuses y vehículos que circulaban a los alrededores acompañó, al filo de las 5 de la tarde, la llegada de Rodrigo Ávila a uno de los centros comerciales más populares y visitados del centro capitalino. 
Pero las casi dos horas de atraso que tuvo el candidato arenero no le impidieron que al bajar de su vehículo lo primero que hiciera fuera atender al grupo de periodistas que lo esperaba desde las tres de la tarde, y entre los que se contaba un reportero de La Prensa de Honduras y de una televisora española.
A lo lejos, la gente esperaba que el candidato terminará su jornada de preguntas, pero aún hubo una espera. Antes de recorrer el centro comercial, el candidato sostuvo un encuentro con Alberto Poma, gerente de los centros comerciales del grupo Roble y propietario del lugar recorrido ayer por Ávila. 
Poma, acompañado de una comitiva, conversó con el candidato a la entrada del centro comercial, tras lo cual lanzó una especie de certeza: “El 15 de marzo los salvadoreños votarán con sabiduría”, dijo el joven empresario para dar por cerrada la bienvenida.
Tras ese recibimiento, Ávila, quien era seguido por su equipo y la mirada de algunos curiosos compradores, se enfiló hacia los restaurantes y en ellos hacía paradas obligatorias para dejarse fotografiar con quien lo solicitara.
“Mauricio Funes es más bonito”, se oyó decir en uno de esos momentos a una mujer que observaba desde afuera de uno de los establecimientos mientras el candidato conversaba con un grupo de empleados públicos.
“Este hombre es el que se necesita. Para qué queremos un impío en la presidencia”, parecía responderle a la primer mujer otra señora que iba acompañada de su familia. Ella dio un saludo al candidato y se tomó la fotografía del recuerdo. 
Pero el recibimiento de quienes se encontraban en el centro comercial fue una mezcla de curiosidad, simpatía y apatía. Ante el tumulto de gente, algunos de los dependientes de los negocios buscaban entonces la foto. Pero ellos también regalaron algo al candidato. Una joven que trabaja en un quiosco de joyas le entregó a Ávila una medalla con la imagen de una virgen. “Para que lo cuide”, le dijo. Ávila siguió avanzando, al igual que el frío que se coló entre los curiosos.
Finalmente, el colofón de su visita eran cuatro salas de cine reservadas, en las que se proyectaría “El caballero de la noche”, la última película de Batman. La invitación estaba abierta para quien quisiera acompañarlo, mientras su equipo de pinta y pega tapizaba de propaganda las salas de cine. Así será el resto de la campaña de Ávila.

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